El otro Dámaso

Naturaleza ilustrada. Larrañaga revisitado

Los primeros dibujos que vi de Larrañaga son los que reproduce el Diario de viaje de Montevideo a Paysandú publicado por la editorial Arca en 1968. En un texto que muchos uruguayos conocemos porque su autor describe a José Artigas, me sorprendió, en aquel momento, encontrar ilustraciones de serpientes, pájaros y peces. Más tarde supe, por mis profesores de botánica, que Larrañaga no había sido solamente el fundador de la Biblioteca Nacional, un intelectual y una figura política, sino además un naturalista especialmente interesado en la botánica.

Supe que había descrito muchas especies que en su tiempo eran nuevas para la ciencia y que, por no haber podido publicarlas, nuestro presbítero había perdido la oportunidad de figurar en la historia de los botánicos ilustres como autor del nombre de unas cuantas especies. Quise saber más, pero la bibliografía sobre este aspecto de Larrañaga era escasa o inaccesible para mí, y el asunto quedó guardado en el baúl —enorme— de las cosas sobre las que me gustaría conocer un poco más.

Hace algunos días una amiga me dio una gran noticia: acababa de publicarse un libro que sacaba del armario al científico dedicado que fue Larrañaga. Naturaleza ilustrada se llama esta joyita y sus autores la presentaron la semana pasada en el Archivo General de la Nación. En buena hora llega este libro para los curiosos de las ciencias naturales y para los uruguayos que no habían imaginado que el cura ilustrado era, también, nuestro primer naturalista autóctono.

Naturaleza ilustrada reproduce con primor una selección de los 286 dibujos originales de Larrañaga que se conservan en el Archivo General de la Nación. Acompañan las ilustraciones algunos pasajes seleccionados de los escritos de don Dámaso. En uno de ellos se lee:

Cuando estuve en Buenos Aires para la Reconquista hice los siguientes apuntes (…) y para que no se me pierda por estar en un papelito suelto, como me ha sucedido varias veces después de mucho trabajo para hacerlo y también de haber gastado algunos reales, copiaré aquí lo que entonces hice y ordenándolos según el sistema (1) porque entonces no pude llevar ningún libro. (2)

Podemos imaginar a Larrañaga abocado a la tarea de clasificar muestras y contar estambres con el tronar de los cañones como sonido de fondo. Podemos ayudarnos con la descripción que de él dejó el botánico francés Sant-Hilaire, a su paso por Montevideo: «Me encontré delante de un hombre cercano a los cincuenta años, de rostro alargado pero relleno, nariz angosta, de sonrisa agradable y ojos grandes que denuncian espíritu y vivacidad» (3). Ahora, además, podemos acercarnos a este otro Dámaso a través de los dibujos que hoy salen a la luz en Naturaleza ilustrada, «una obra que dialoga desde la actualidad con los originales y que esperamos contribuya a la difusión de la figura de Larrañaga como naturalista», en palabras de Mariana Duarte, Carlos Serra y Lucía Venturini, los responsables del Proyecto DAL y autores de este precioso libro.

Para saber más sobre el proyecto y conocer las librerías donde se puede encontrar Naturaleza ilustrada: Proyecto DAL

 

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(1) El pasaje fue tomado del Diario de Historia Natural: 1908-1914 de Larrañaga, publicado en 2015 por el Ministerio de Educación y Cultura.

(2) Se refiere al sistema taxonómico del botánico sueco Linneo, un sistema de clasificación de los seres vivos, revolucionario en su época y vigente durante mucho tiempo, que sirvió de base para los actuales sistemas de clasificación.

(3) Saint-Hilaire, A. Viagem ao Rio Grande do Sul. Colección O Brasil Visto por Estrangeiros. Traducción de Adroaldo Mesquitada Costa. Senado Federal, Conselho Editorial. 2002, p 189.