Como cabe esperar de un árbol cuya historia entronca con la de los pueblos del Mediterráneo, no han sido pocos los poetas que le han dedicado versos. En EL ÁRBOL QUE HABLA hemos seleccionado tres: uno de Antonio Machado, uno de Federico García Lorca y otro de Miguel Hernández.
El poema de Machado es un exquisito recorrido por las tierras de Andalucía en las primeras décadas del siglo XX. Los protagonistas son los olivos y alrededor de los olivares, y en función de ellos, se suceden las estaciones y las personas.
Para escucharlo: LOS OLIVOS
Para leerlo: LOS OLIVOS
El poema de Lorca es más oscuro; aquí el paisaje está lleno de símbolos y misteriosos augurios.
PAISAJE
El campo
de olivos
se abre y se cierra
como un abanico.
Sobre el olivar
hay un cielo hundido
y una lluvia oscura
de luceros fríos.
Tiembla junco y penumbra
a la orilla del río.
Se riza el aire gris.
Los olivos,
están cargados
de gritos.
Una bandada
de pájaros cautivos,
que mueven sus larguísimas
colas en lo sombrío.
Los versos de Miguel Hernández son una hermosa arenga, un llamado a la concientización social de los trabajadores rurales. El poema, Aceituneros, fue musicalizado por Paco Ibáñez y esa es, tal vez, su versión más conocida.
Para leer más poemas sobre los olivos, en esta página hay una extensa recopilación: Poemas sobre el olivar.
Que bonito!!!!!!!!!!!!!!!! tanto los poemas como la MÚSICA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! y esa foto antigua de niños padres y abuelos.
No sé si alguien lo escuchará, pero a mi me gustó mucho el de Machado recitado por este señor -no sé quién es-. Está tan bien dicho, que para mi gusto sobra la guitarra (que es muy bonita también).
faltan los olivos palestinos! para ellos son árboles sagrados que implican a generaciones familiares
si implicarán generaciones que los olivos se domesticaron en Palestina hace 6000 años!
Mi aporte a los árboles poéticos.
Va este poema de Mario Benedetti donde se mencionan muchos, también el olivo.
DE ÁRBOL A ÁRBOL
Los árboles
¿serán acaso solidarios?
¿digamos el castaño de los campos elíseos
con el quebrancho de entre ríos
o los olivos de jaén
con los sauces de tacuarembó?
¿le avisará la encina de westfalia
al flaco alerce de tirol
que administre mejor su trementina?
y el caucho de pará
o el baobab en las márgenes del cuanza
¿provocarán al fin la verde angustia
de aquel ciprés de la mission dolores
que cabeceaba en frisco
california?
¿se sentirá el ombú en su pampa de rocío
casi un hermano de la ceiba antillana?
los de este parque o aquella floresta
¿se dirán de copa a copa que el muérdago
otrora tan sagrado entre los galos
ahora es apenas un parásito
con chupadores corticales?
¿sabrán los cedros del líbano
y los caobos de corinto
que sus voraces enemigos
no son la palma de camagüey
ni el eucalipto de tasmania
sino el hacha tenaz del leñador
la sierra de las grandes madereras
el rayo como látigo en la noche?
Mario Benedetti
¡Gracias! Muy bueno. Éste debe ser uno de los textos más biodiversos de la poesía en castellano, :).
Retribuyo la visita: http://fernandezdepalleja.wordpress.com/2014/02/02/postales-con-arboles/ (hay olivos, pero portugueses)
¡Gracias! Preciosos poemas. Al ombú de Tarragona todavía no tengo el gusto de conocerlo en persona, ¡qué estampa! Le falta un gaucho tomando mate con el anfiteatro a los pies para completar la postal. O mejor, un gladiador tomando mate.
Esa es buena. Y hay más de un ombú, te diría que dos o tres.
Saludo verde, visca!